1/31/2008

CASTRO DEL RASO


CASTRO DEL RASO

Nos encontramos ante un Castro, situado dentro del término municipal de Candeleda, pero algo apartado de la carretera principal. Esta situado también al pie de la Sierra de Gredos. Es un castro vettón.
Este castro fue ocupado por los Siglos II-I a.C y llegó a ser el centro más fortificado del Valle del Tiétar.
La razón de la existencia del yacimiento arqueológico situado en una buenas tierras, hizo que el hombre se fijara en ellas y se asentara para crear un poblado, primeramente pequeño y más tarde, un gran poblado amurallado que hoy por hoy nos causa admiración y ganas de visitarlo.
Hoy podemos visitar sus casas, pasear por sus calles, contemplar los porches, los bancos…todo aquello que ellos usaron en aquel momento.
Tras duros enfrentamientos con los romanos, que pretendían quitarles su independencia, la fueron perdiendo poco a poco, hasta ser vencidos por César que ordenó destruir sus murallas. Han permanecido derruidas muchos muchos años, ahora han ido reconstruido algunas de las casas sobre los mismos muros que ellos levantaron.
Ya han pasado cerca de los 2.500 años desde que se establecieran aquí por primera vez aquellos hombres y mujeres de origen céltico. Y algo más de 2000 años desde que abandonaron este poblado amurallado por orden de César.
ETAPAS:
-Desde los orígenes hasta la Primera Edad de Hierro
No sabemos con seguridad cuándo aparece el hombre por primera vez en esta zona del Valle del Tiétar. En el Paleolítico, lo hizo a lo mejor en tiempo muy lejanos pero de él no se han encontrado ningún resto. En el Neolítico es el período en el que comienzan a utilizarse los vasos de cerámica, a cultivarse los campos y a domesticarse a los animales. Pertenecen a este periodo hachas de piedra. No se encontraron restos de habitación de esa época, no podemos saber con seguridad dónde se asentaron los pobladores.
En el recinto amurallado hemos encontrado numerosos fragmentos de cerámica. La población debía de ser sobre todo ganadera, de pastores. Algunos restos de probables hornos nos hacen pensar que se dedicaban también a la metalurgia.
Durante la Edad de Bronce merodearon por aquellos parajes gentes que vivían de la caza y ganadería principalmente. Y por allí siguieron viviendo hasta la época que llamamos Edad del Bronce Final. A este periodo pertenece una punta de lanza de bronce hallada en el Collado del Freíllo.
Estos pobladores son gentes con una economía absolutamente autárquica, con escasa relación con el exterior, viven de lo que les ofrece la naturaleza y lo que ellos mismos producen.
Esta gente nos trae en primer lugar el conocimiento del modo de trabajar el hierro, un metal nuevo, más duro y fuerte que el bronce. Se hacen nuevas armas y herramientas más eficaces. Nos traen también el conocimiento de la escritura, un nuevo rito funerario, unas nuevas creencias y prácticas religiosas etc.
Se pude consideran la Primera Edad de Hierro, a partir del S.VIII a. C aprox, seguimos teniendo la presencia humana en la zona del Raso, por medio de unos pequeños colgantes de bronce amorcillados.

- La Segunda Edad de Hierro: el poblado y la necrópolis céltica

Hacia finales del S. VI a. C comienzan a llegar a esta zona otros pueblos colonizadores, distintos a los existentes, que van a modificar el modo de vida de los indígenas. No son comerciantes sino son pastores y agricultores y no vienen a buscar productos que llevarse y con lo que comerciar, sino una tierra que les acoja y en las que quedarse. Se trata de lentas penetraciones de gentes que se mueven con sus familias en busca de mejores medios de vida. Son pueblos de origen céltico. Hablan distinta lengua, creen en distintos dioses, utilizan distintas armas, también de hierro etc.
En esta etapa predomina ya por completo el ritual de la incineración, desaparecieron diversos objetos en el ritual de la cremación y nada de ellos ha llegado a nosotros. Se halla el aspecto del interior de la tumba, donde en el centro encontramos la urna cineraria y a su alrededor los vasos de ofrendas. Se hallaron también espadas de frontón y de antenas atrofiadas de la necrópolis, puntas de lanza de hierro.
En las tumbas de los guerreros se depositan también sus armas, aquí se muestran la espada y el soliferreum doblado. Las tumbas suelen hallarse cubiertas con lajas de granito o con acumulaciones de cantos rodados.


- La Tercera Edad de Hierro: el poblado amurallado

A mediados del S.III a. C las gentes viven en el poblado de “El Castañar”, aquellas gentes de origen céltico allí asentadas, comienzan a ser intranquilizadas por la llegada de los cartagineses, que habían venido a prepara la guerra contra los romanos. Debido a todas las rebeliones y problemas que surgen en ese momento, fortifican el lugar con una magnífica muralla de unos dos km de longitud, que refuerzan mediante torres en lugares especiales.
En el interior de este recinto tan bien amurallado y protegido se empiezan a construir casas. Todas son muy parecidas.
Son casas de panta cuadrada o rectangular de grandes dimensiones, entre 50 y 150 metros cuadrados. La estructura es: al entrar está el vestíbulo, a través de él se accede al corazón de la casa que es la cocina
Frente al hogar, adosado al muro del fondo de la casa, hay un banco en el que los indígenas realizaban sus comidas sentados después de una larga jornada de trabajo y de enfrentamiento con los romanos.

Junto a las casas hemos observado en ocasiones, estructuras de piedra, que servían para depositar sobre ellas la leña para la casa, para encender el fuego.
Una cosa que me llama la atención es que las puertas de las casas se abren, siempre que es posible, de espaldas a la sierra y a los vientos que soplan. No existían las ventanas en aquellos momentos, no tenían más luz que la que entraba por la puerta principal y la del hogar.
También existían recintos circulares cerrados que debían ser las despensas, en su interior había restos de vasos de provisiones. Aparte de las viviendas, las despensas hemos hallado otros recintos que hemos interpretado como posibles encerraderos de ganado, talleres o complejos artesanales.
Se han encontrado en este periodo objetos como : piquetas, azadas, podaderas, hoces, hachas, formones y escoplos, limas para el metal, tenazas, tijeras para el esquileo del ganado, espátulas para la construcción, peines para el cardado de la lana, punzones, grapas, mordazas, abrazaderas, anillas, clavijas, hojas etc.
En cuanto al ocio su juego preferido y más habitual estaba relacionado con fichas o discos de cerámica.
Este es un período cultural, en el que los indígenas han podido verse acosados por los actos bélicos protagonizados por los cartagineses y romanos, los cuales les han involucrado en sus enfrentamientos haciéndoles cambiar de modo de vida.

- Romanización
A mediados del S. I a.C los romanos se podría decir que dominan la Península casi en su totalidad. Han sido más de 150 años de guerra hasta lograr por fin su conquista. A los indígenas que viven en lugares altos fortificados, se les ordena derribar sus murallas y trasladarse al llano.
El poblado deja de construir nuevas casas. Las viejas van quedando poco a poco abandonadas. Antes de irse, han escondido en ellas sus pocas joyas y dinero. Objetos pesados como: el puñal, la punta le lanza, la pesa de telar, la piedra de moler, la azada, la hoz, la piedra de afilar… entre otras.


-Cómo llegar y horarios

El acceso al castro se realiza desde la C-501 entre Candelada (Ávila) y Madrigal de la Vera (Toledo), por una carretera no muy buena pero transitable.
El castro está a 4km de Candelada. En 5 o 10 minutos se llega al pueblo “El Raso”. Nada más entrar, coger la carretera de la derecha y está indicado perfectamente.
El guarda está de 10.30 mañana hasta que anochece.

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